Antes / Ahora

Antes, para muchos, la cocina era un lugar de paso, un territorio lindo pero inexplorado, más de odios que de amores.

Ahora, para muchos, es un punto de encuentro. Asientos cómodos, buena luz y un plan para pasar más tiempo en ella: abrir un libro de recetas, conectarse al live de un chef... ensayar, probar, fracasar, aprender, disfrutar. Y, bueno, también querer huir cuando los platos sucios se multiplican.

Antes visitábamos el comedor si mucho, dos veces al día: desayuno-almuerzo, almuerzo-comida, desayuno-comida.

Ahora sabemos que puede ser lo más parecido a un coworking, a un aula de clases, a un sitio de reuniones, a un restaurante... Ahora valoramos más su esencia multipropósito: un lugar para comer, para reunirnos, para conversar. Para visitar más seguido.

Antes creíamos que la habitación era sólo un área para dormir. punto.

Ahora la vemos con otros ojos: es un espacio para estudiar, para crear, para planear, para soñar, para divertirnos, para descansar, para recargarnos de energía. Ahora le "exigimos" más: más confort, más calidez, más detalles, más diseño, más vivencias, más bienestar.

Antes, apenas sonaba el despertador, soñábamos con no pararnos de la cama y poder trabajar entre sábanas.

Ahora entendemos -y un dolorcito en la espalda o en el cuello nos lo recuerda- que la ergonomía no era "puro cuento", que un buen espacio de trabajo inspira, que la comodidad trae productividad y , muchas veces, buenas ideas.

Antes el balcón era solo el hogar de “las maticas”. Tal vez el espacio que disfrutábamos un viernes por la noche o un domingo, para un asado ocasional.

Ahora es nuestro “nuevo exterior”, lleno de posibilidades: puede servirnos de gimnasio –corremos, montamos en bici, saltamos lazo–, de centro de yoga, zona húmeda, solárium, parque infantil, de huerta casera. Ahora sabemos que no importan sus metros, que todo es cuestión de ganas e imaginación.para conversar. Para visitar más seguido.